Tras un año sin fumar escribo con un cigarro en la mano. Creo que he perdido mi capacidad de afrontar los problemas, antes me crecia ante ellos, me remangaba y yo solita los solucionaba. Ahora me vengo abajo enseguida, todo me parece una montaña, será por la ansiedad, será por el cansancio de que no termina de pasar la mala rachilla, pero bueno, me prometí a mi misma no caer, y no pienso caer. Para adelante, para adelante, es más, ya me siento mejor y el cigarro se ha quedado a medias. tropezar supongo que es parte de la naturaleza humana.
lunes, 20 de junio de 2011
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